sábado, 8 de agosto de 2009

DE ATRÁS PARA ADELANTE, parte I.

En varias ocasiones ya me he planteado y re planteado escribir sobre los conciertos de mi vida, mi escusa de siempre fue la falta de tiempo y el no saber por donde o por cual empezar. Por fin he visto la luz al final del túnel, por fin me vino la inspiración que me faltaba.

Para esta serie de cortos, una especie de mini historias sobre los conciertos y recitales a los que acudí, decidí empezar desde el final.

Hoy se cumplen los 40 años del disco “Abbey Road” de los Beatles, una de las fotos mas emblemáticas de los “Fab Four”, la famosa foto de los cuatro cruzando la calle, no es que halla asistido a algún concierto de ellos pero, anoche estuve en una presentación del músico paraguayo Ricardo Flecha, donde pude redescubrir mi pasión por las músicas cantadas en guaraní, quizá sea este el renacimiento de la música popular paraguaya. El punto máximo del concierto fue cuando el (Ricardo) dijo “esta es una música muy loca, no hace falta presentarla”, comenzaron a sonar la guitarra y el piano, la melodía parecía conocida.

Tanto fue mi asombro como así también la de todos los otros que estuvimos en el concierto cuando caímos en la cuenta de que se trataba de la música “Imagine” de los Beatles pero cantada en guaraní, no encuentro otra palabra que no sea espectacular para dicha presentación, el publico estaba extasiado, anonadado, estupefacto y al borde del delirio cuando arrancaron las palmas y los bravos que duraron alrededor de 1 minuto.

Alguno se preguntaran que tiene que ver esto con el disco Abbey Road, puesto que Imagine no pertenece tampoco al mismo, pues bien no tiene nada que ver pero vale la pena recordarlo, y les pregunto ¿alguna ves tuvieron una cadena de recuerdos?, es eso lo que me sucedió, una cosa me hizo recordar a otra, etc.

Ahora volviendo a mi ultimo concierto, El canto de los Karaì vol.2, es algo para recomendar, es algo que, si tienen la oportunidad no se lo pierdan, uno hasta puede sentir el alma de las canciones con un toque de “noseque” que le da nuestro idioma guaraní a las canciones. Realmente uno vuelve a valorar su idioma, cultura, el sentirse paraguayo. La carga emocional que uno siente en este concierto es algo inolvidable.

sábado, 18 de julio de 2009

LA VANIDAD DEL HOMBRE

Resulta raro hablar de vanidad masculina en una tierra de hombres recios o “machos” como normalmente se autodenominan, en un país sumergido en el machismo y la autoridad patriarcal, cuanto más troglodita y tosco uno aparenta, mas macho será para los demás.

Esta es la cultura de tupidas barbas, pelos en los pechos (pecho rague) y cabellos sin peinar (akashara), solamente así podemos demostrar a los otros hombres que somos hombres. Lejos aun estamos de aquellos llamados metrosexuales que pululan en todo país vanguardista, aquí son simples florcitas o amanerados.

Pero no nos equivoquemos, tampoco podemos decir que retrocedimos en el tiempo y volvimos a ser homo sapiens neandertal, o que vivimos en la Hera de las cuevas o algo similar, solamente somos rudos de vestimenta y pensamiento.

Entre tanta espina también puede crecer una flor, no piensen mal, me refiero específicamente a que un hombre recio también tiene su vanidad, que normalmente suele ser su auto, según algunos, el auto del hombre es el reflejo del dueño, hoy descubrí que tienen razón.

No es megalomanía, si no una realidad masculina. En la fecha estuve en un taller de chapería y pintura esperando a retirar mi vehículo, mientras aguardaba mi turno pude observar como los otros clientes de distintas edades, miraban de todos los ángulos posible sus automóviles recién pulidos, esa mirada de enamorado pues su vehículo ha quedado como nuevo, o sea, se volvieron a enamorar.

Mientras tanto del lado de afuera del taller estaban los que llegaban con sus autos dañados, con esa mirada de angustia, preocupación y agonía por el estado en el que se encontraba su automóvil. Pareciera ser una sala de urgencias de hospital y que rodados eran los pacientes heridos, solamente faltaban las sirenas de las ambulancias y completábamos el cuadro.

Es difícil de describir realmente esa alegría que uno siente al ver a su auto como si fuera un 0 km, solo entonces pude comprender que todo aquel esfuerzo de ahorrar, mirar catálogos, probar una y otra ves un modelo de llanta, alerón, etc., tiene su fruto final, al final, como tratamos a nuestro vehículo es como nos tratamos a nosotros mismos.

Y vos, ¿como tratas a tu automóvil?.

LA MERCANTILIZACION DE LA SALUD

Tan bajo ha caído nuestra sociedad que ahora la salud de nuestros conciudadanos resulta ser una mera mercadería para los sanatorios y hospitales.

Cuando uno acude a algún centro asistencial de la salud espera que lo atiendan en la brevedad posible, dependiendo claro de la urgencia que tengamos.

Me sentí indignado cuando tuve que acudir a un sanatorio con mi hija y lo primero que la recepcionista pregunta es ¿tienen seguro medico? o ¿Quién va pagar la cuenta?, todo esto inclusive antes de preguntar el nombre del paciente o junto a que doctor viene.

Al presentar la tarjeta del seguro medico, estas desentrenadas o improvisadas recepcionistas tardan una eternidad para crear una supuesta ficha virtual en su computadora, tras 15 minutos de tecleo y mauseo, le vuelven a preguntar a uno todo de nuevo porque no supieron como guardar y se le borro todo lo escrito anteriormente.

En estos lugares pareciera que el tiempo no pasa pero las agujas del reloj siguen girando y cada ves parecen acelerar su marcha, claro estamos en nuestro horario de almuerzo haciendo malabares para que nos puedan atender antes de regresar a nuestro lugar de trabajo.

A lo lejos escuchamos nuestro nombre, por fin ha llegado nuestro turno, nos atiende un amable pero cansado doctor, en su rostro podemos observar que estuvo de guardia la noche pasada pero el intenta disimular su cansancio.

La consulta termina todo bien, el susto ha pasado, podemos volver tranquilos, cuando estamos a pasos de la puerta de salida vendo entrar raudamente una camilla con una persona ensangrentada, un accidente de moto, mientras los enfermeros emprenden su vuelo rasante rumbo a urgencias, podemos escuchar a lo lejos el grito de la recepcionista diciendo, ¿Quién va pagar por esta persona?.

Lastimosamente esta es nuestra realidad en el área de salud, espero que ustedes tengan mejor suerte cuando tengan que acudir a algún hospital.